HABÍA UNA VEZ UNA FEMINANCY - II
El machismo es una experiencia que se cuenta a sí misma para existir.
Se hace fuerte mediante relatos constantes que, entre otras cosas, desacreditan
la identidad de cualquier persona que no se someta a su necesidad de control.
Lxs machistas fabrican la inadecuación a través de mentiras y juegos
de palabras y luego responsabilizan de su inadecuación a las personas que
acosan, forzándolas a una identidad y una existencia siempre en riesgo de ser
negada.
Una manera machista de contar la realidad es calificar de mentira cualquier cosa que salga
de boca de una mujer, cis, trans, lesbiana. Según el punto de vista macho,
cualquiera que no se comporte también como un macho, es ambiguo, peligroso y
manipulador. Se nos dice que la psicología o el carácter masculino es más
básico: por ende, el “poder femenino” de armar un relato de la realidad es
peligroso. La táctica del macho para controlar este “poder” será ponerlo en
duda sutil o abiertamente, cada vez que se presente la ocasión.
A diario escuchamos machistas justificando chistes que no son otra
cosa que violencia verbal, golpes, violaciones, subyugación doméstica, muertes
por abortos clandestinos, femicidios, travesticidios, lesbicidios. Escuchamos relatos
donde las identidades femeninas y no-heteronormadas se presentan como ajenas a
lo cotidiano y terminan siendo misterios, fantasías. Nunca personas reales, con
deseos reales, con dificultades reales, que merezcan empatía, afecto o preocupación
genuina. El relato machista despersonaliza para matar mejor.
El caso del lesbicidio de Pepa Gaitán es un ejemplo de cómo la mentira
machista transforma la violencia del asesino en defensa propia, cuando nos dice
que Pepa fue la violenta, la que amenazó su vida, la lesbiana malvada, la torta,
la degenerada; que hubo una pelea previa a la muerte, cuando jamás existió
pelea alguna.
Para contrarrestar el cuento macho de la mentira vamos a interrumpir
el diálogo impuesto por una cultura que sigue ofreciendo personajes y formas de
contar que anulan nuestra propia experiencia de vida. Escribirse y reescribir
cuantas veces sea necesario, nuestra propia historia. Volver atrás, ir para
adelante, buscar, construir y olvidarse de las toneladas de mierda contadas en
nuestro nombre, sin consentimiento.
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