HABIA UNA VEZ UNA FEMINANCY - I
El lenguaje es un cuerpo en constante movimiento. Lo usamos para
contarnos. Apenas nacemos, el lenguaje empieza a contarnos. Contarnos es
crearnos. Por eso en este taller no pensamos que la ficción sea una realidad
inventada. En este taller pensamos que contar un cuento es crear una realidad.
El cuerpo del lenguaje, igual que nuestrx propix cuerpx, nunca está
quieto. Se modifica y nos modifica. Las palabras, lo que hablamos, lo que nos
contamos a nosotrxs mismxs y a lxs otrxs, es un juego entre personas. Imponer
una forma rígida de utilizar el lenguaje es detenerlo para ejercer control. La
manera machista de usar el lenguaje es marcarnos como un territorio del otro.
Eso empobrece nuestra capacidad de relatarnos, deteriora nuestra vida y nos suprime
El propósito de este taller es mover el lenguaje y mandar a la mierda la
rigidez de la cultura machirula. Mover el lenguaje incluye todas las posibilidades
que se nos ocurran de hacerlo más inclusivo. Palabras que nos entren a todas.
Palabras propias. Cuentos propios.
En este taller el principal objetivo es entrar en ese juego del
lenguaje que nunca se interrumpe. Creemos que cualquiera de nosotrxs es capaz
de contar y contarse. Cualquiera de nosotrxs puede escribir un cuento y
cualquiera puede también, escribir un libro. Porque el libro es un concepto, un objeto o un
soporte pero nunca lo fundamental de un relato. La función del taller es otorgar las
herramientas para aprovechar las posibilidades de juego del lenguaje y la
legibilidad de lo escrito y destrabar la energía creativa.
¿Por qué nos cuesta escribir? Porque muchxs de nosotrxs tenemos miedo del
juicio negativo de lxs demás y de nosotrxs mismos. Porque estamos acostumbradxs,
muchas de nosotras a ser corregidxs -y a corregir. A ser combatidxs. A ser
evaluadxs y evaluar según la vara que siempre sostiene una persona educada en
la cultura machista de lo que es correcto, de lo que tiene buen gusto, de lo
que es mediocre, de lo que es “malo”, de lo que es un “error”, de lo que está
“completo”, de lo que está “incompleto”.
La experiencia de la escritura es muchas veces un ejercicio de poder
negativo, que aleja el lenguaje de nosotrxs o lo pone en nuestra contra. Alejar
el lenguaje, separarse del juego de contarnos es tener vergüenza de los propios
pensamientos. Tener vergüenza de lo que pensamos es una manera de morir en vida.
Frustrarnos por no poder contarnos, es seguir otorgándole el poder a la cultura
machista, a la cultura de la violación, a la cultura capitalista de fabricar
nuestra intimidad, nuestro deseo, nuestrx propix cuerpx. El lenguaje es nuestrx
cuerpx. Es nuestra Lengua. Dejarlx en manos de los creativos del mercado
misógino de valores es resignarse a que nuestrx cuerpx se borre en manos de una
cultura asesina.
Este taller desea que lxs asistentes comprendan que lo único que lxs
separa de la creatividad propia es la
vergüenza inculcada por la forma de contar culturalmente aceptada. Este taller
quiere que lxs participantes hagan mierda la forma de contar culturalmente
aceptada. Quiere que haya muchos cuentos. Quiere que haya tantos cuentos que no
haya posibilidad alguna de ignorarnos, nunca más.
Este taller quiere que lxs asistentes disfruten trabajando en sus
cuentos. Este taller no cree en la creatividad sufriente. Este taller piensa
que las condiciones en las que vivimos –condiciones propiciadas por quienes se
adueñaron del relato de nuestras vidas- son las que nos reducen a cuerpxs
avergonzadxs, frustradxs y sufrientes. Y que nuestra creatividad es un camino y
un arma para revertirlo. Mover el lenguaje, contar nuestrx cuerpx, contar para
existir.