lunes, 6 de noviembre de 2017

CONTAR UN CUENTO, CREAR UNA REALIDAD, MANDAR A LA MIERDA LA CULTURA MACHA

HABIA UNA VEZ UNA FEMINANCY - I

El lenguaje es un cuerpo en constante movimiento. Lo usamos para contarnos. Apenas nacemos, el lenguaje empieza a contarnos. Contarnos es crearnos. Por eso en este taller no pensamos que la ficción sea una realidad inventada. En este taller pensamos que contar un cuento es crear una realidad.
El cuerpo del lenguaje, igual que nuestrx propix cuerpx, nunca está quieto. Se modifica y nos modifica. Las palabras, lo que hablamos, lo que nos contamos a nosotrxs mismxs y a lxs otrxs, es un juego entre personas. Imponer una forma rígida de utilizar el lenguaje es detenerlo para ejercer control. La manera machista de usar el lenguaje es marcarnos como un territorio del otro. Eso empobrece nuestra capacidad de relatarnos, deteriora nuestra vida y nos suprime
El propósito de este taller es mover el lenguaje y mandar a la mierda la rigidez de la cultura machirula. Mover el lenguaje incluye todas las posibilidades que se nos ocurran de hacerlo más inclusivo. Palabras que nos entren a todas. Palabras propias. Cuentos propios.
En este taller el principal objetivo es entrar en ese juego del lenguaje que nunca se interrumpe. Creemos que cualquiera de nosotrxs es capaz de contar y contarse. Cualquiera de nosotrxs puede escribir un cuento y cualquiera puede también, escribir un libro. Porque el libro es un concepto, un objeto o un soporte pero nunca lo fundamental de un relato. La función del taller es otorgar las herramientas para aprovechar las posibilidades de juego del lenguaje y la legibilidad de lo escrito y destrabar la energía creativa.
¿Por qué nos cuesta escribir? Porque muchxs de nosotrxs tenemos miedo del juicio negativo de lxs demás y de nosotrxs mismos. Porque estamos acostumbradxs, muchas de nosotras a ser corregidxs -y a corregir. A ser combatidxs. A ser evaluadxs y evaluar según la vara que siempre sostiene una persona educada en la cultura machista de lo que es correcto, de lo que tiene buen gusto, de lo que es mediocre, de lo que es “malo”, de lo que es un “error”, de lo que está “completo”, de lo que está “incompleto”.
La experiencia de la escritura es muchas veces un ejercicio de poder negativo, que aleja el lenguaje de nosotrxs o lo pone en nuestra contra. Alejar el lenguaje, separarse del juego de contarnos es tener vergüenza de los propios pensamientos. Tener vergüenza de lo que pensamos es una manera de morir en vida. Frustrarnos por no poder contarnos, es seguir otorgándole el poder a la cultura machista, a la cultura de la violación, a la cultura capitalista de fabricar nuestra intimidad, nuestro deseo, nuestrx propix cuerpx. El lenguaje es nuestrx cuerpx. Es nuestra Lengua. Dejarlx en manos de los creativos del mercado misógino de valores es resignarse a que nuestrx cuerpx se borre en manos de una cultura asesina.
Este taller desea que lxs asistentes comprendan que lo único que lxs separa de la creatividad propia  es la vergüenza inculcada por la forma de contar culturalmente aceptada. Este taller quiere que lxs participantes hagan mierda la forma de contar culturalmente aceptada. Quiere que haya muchos cuentos. Quiere que haya tantos cuentos que no haya posibilidad alguna de ignorarnos, nunca más.
Este taller quiere que lxs asistentes disfruten trabajando en sus cuentos. Este taller no cree en la creatividad sufriente. Este taller piensa que las condiciones en las que vivimos –condiciones propiciadas por quienes se adueñaron del relato de nuestras vidas- son las que nos reducen a cuerpxs avergonzadxs, frustradxs y sufrientes. Y que nuestra creatividad es un camino y un arma para revertirlo. Mover el lenguaje, contar nuestrx cuerpx, contar para existir.