La observación parte de nuestra subjetividad. Si esa subjetividad es machista el resultado será algo como esto: una voz que narra suposiciones acerca de si lxs bichxs agotan los recursos naturales, prosperan, tienen la intención innegable de cuidar crías de una manera idéntica a como lo hacen lxs humanos o su muerte es provocada por mero accidente. Para no hablar de supremacías y harenes.
“Los primeros mamíferos evolucionaron sobre la tierra pero después de
la era de los dinosaurios surgió una gran variedad de nuevos mamíferos, presionando aún más a los recursos
naturales. Unas cuantas especies desarrollaron miembros, los cuales les
ayudaron a merodear en el mar. Algunos
prosperaron. De ellos, los descendientes con patas en forma de aleta
como el oso marino austral se convirtieron en cazadores estrictamente marinos.
Los osos marinos aún regresan a las costas al principio de la
primavera para que nazcan sus crías, cuidar
a los recién nacidos y volver a aparearse. Los pocos meses en tierra
pueden ser peligrosos, especialmente para los cachorros. Los cachorros son
fuertes pero en cada temporada de cría muchos de ellos mueren accidentalmente aplastados por los pesados adultos.
Los machos están bien protegidos, rellenos de cientos de kilos de
grasa. Resisten muchos golpes, aunque las amenazas
y las posturas suelen ser una prueba de fuerza para establecer la supremacía.
Si cada reto terminara en combate les quedaría muy poca fuerza para cumplir la meta final: aparearse con la
mayor cantidad de hembras posible. Algunas veces un macho retador, llega a ignorar todas las advertencias que se le
dan. Entonces comienza una sangrienta batalla, hasta que uno de los
machos se retira.
El ganador se lleva todo.
Mientras más grasa haya acumulado, podrá
mantener el harem por más tiempo pues la vigilancia que realiza sobre
otros machos le deja poco tiempo para cazar.”
¡Y no se olviden de las 20 palabras de siempre!
Fuente: “Hunters”, documental sobre predadores marinos.
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